Paredones, en el olvido

14 de Septiembre de 2014

Un grupo de amigos viajeros comparte sus experiencias en un destino casi abandonado: Paredones de Molleturo.

Los ecuatorianos solemos señalar a la ciudadela cañari-inca de Ingapirca como el mayor destino arqueológico del país.

Pero esa visión, que puede ser muy valedera, responde también al desconocimiento y descuido que la nación ha mostrado hacia otros sitios que incluso podrían superar en interés a Ingapirca, según Eleana Azín, miembro del Club de Exploradores del Ecuador. Uno de esos lugares, añade, es llamado Paredones de Molleturo (Azuay).

Sus compañeros del Club coinciden en la admiración hacia ese sitio que ya han visitado dos veces. “Somos un grupo de amigos que busca destinos diferentes conectados a la naturaleza o la cultura del país”, indica Mario Cozzarelli, quien cuenta que la más reciente exploración ocurrió este 9 de agosto.

Los excursionistas, todos ellos profesionales y empresarios, salieron de Guayaquil muy temprano por la carretera que atraviesa la parroquia Molleturo, en donde se desviaron a mano derecha por un camino secundario que tras media hora de recorrido los condujo a un caserío; ahí alquilaron mulas.

“Caminamos durante una hora rumbo a Paredones, en un sendero que a veces se llenaba de neblina”, cuenta Winston Rumbea, también parte de este grupo que llegó a un elevado sector desde donde la vista le permitía contemplar el perfil de la cordillera, hacia el oriente, y el golfo de Guayaquil, hacia el occidente. En ese lugar se asienta Paredones de Molleturo.

Rumbea describe al sitio como un conjunto de estructuras de roca que, en la parte baja, exhibe una construcción con forma de pirámide truncada. Más arriba se encuentra un supuesto templo con un patio interior y los restos de 23 inmuebles que quizás eran utilizados como hospedaje, comenta.

Eleana Azín destaca la amplitud del complejo, pero también lamenta el estado en que vio las estructuras. “Están abandonadas. Debería haber mejor acceso, guías”, indica.

Los miembros del Club de Exploradores consideran que las autoridades deberían intervenir en esa ciudadela, ya que permite comprender la manera en que los antiguos pobladores de este territorio vivían compartiendo espacio con las regiones naturales del actual Ecuador.

Esa conexión se evidencia también al conocer que por allí cerca quedan los vestigios de un tramo del Camino del Inca, que llega hasta la actual Naranjal (Guayas).

“Planeamos regresar a hacer ese recorrido”, comenta Cozzarelli, quien destaca haber observado durante la noche en Paredones una luna brillante que los acompañó como si fuera un gran sol blanco.

Tal paisaje estelar aumentó la fascinación que transmite este patrimonio que necesita ser limpiado, desenterrado, catalogado y, sobre todo, muy respetado. (M.P.)

Club de Exploradores del Ecuador: 251-4459 (Johanna Gaona), exploradoresec @gmail.com. El Club invita a más personas a las excursiones. El próximo destino es la Cueva de los Tayos (Morona Santiago).

  Deja tu comentario