Turismo de hacienda: El tren que abrió La Danesa
El clima de Bucay conspira para que la estadía de nacionales y extranjeros sea más agradable. En este espacio se ofrecen más de ocho actividades y comida elaborada con productos de su huerto.
En el km 67 de la vía Naranjito-Bucay, en la provincia del Guayas, las letras de un rótulo tipo finca anuncian el ingreso a La Danesa, una hacienda privada que tras 145 años abrió sus puertas al turismo local e internacional. Después de recorrer aproximadamente un kilómetro de vía lastrada, pero en buen estado, se descubren ante los ojos corrales y caballerizas. Al fondo una casa de campo de construcción mixta, rodeada de jardines y animales de corral, roba la atención de quienes la visitan.
Pero aquí apenas empieza la aventura en la que se pueden involucrar quienes gustan del turismo sostenible que ofrece este espacio de naturaleza del Litoral.
Durante veinte años consecutivos se ha reconocido a La Danesa y su ganado Brown Swiss por la calidad de su leche. En la última feria ganadera de Guayaquil se alzó con los premios de gran campeona, gran campeona reservada, mejor ubre y mejor criador. Con la raza Holstein Friesian obtuvo los títulos de gran campeona y mejor ubre, según los registros de la Asociación de Ganaderos del Litoral y Galápagos de 2014. Como mejor criador de la feria se nombró a Niels (Nicky) Olsen Pons, el propietario de La Danesa, quien además logró otros reconocimientos.
La hacienda no dejará de ser ganadera para convertirse en turística. Al contrario, ofrece al viajero una experiencia auténtica en una propiedad que produce 1.200 litros de leche por día. Lo cuenta Niels Olsen Peet, el hijo del propietario que hace más de un año y medio fue a tomar una maestría en Turismo Sostenible en Australia y hoy es el director de este proyecto. Lo puso en marcha en noviembre pasado, solo cuatro meses después de haber retornado al país.
“El proyecto turístico de La Danesa se inició con el Tren Crucero, que es un producto de lujo. Yo atiendo a los pasajeros del tren todas las semanas”, relata Niels. Las labores empiezan temprano cuando se esperan visitas.
Las 24 personas que trabajan en cocina, servicio, operación e interpretación montubia llegan a la estancia y toman sus posiciones. Todos viven en el sector, en comunidades vecinas. Es una política del proyecto: emplear y contribuir a la economía del área. Su vestimenta es de hacienda. Del huerto que está ubicado detrás de la casa se extraen pimientos, tomates, hierba buena, pepinos... Es un huerto que está en crecimiento, aún falta...
Y lo que falta se adquiere a los productores del sector, lo único que se compra de fuera de la zona es la corvina, “por obvias razones”, ríe Niels.
El reto de trabajar con personas que no manejan más que el idioma español atendiendo a extranjeros se convirtió de alguna manera en una fortaleza. La simpatía de su sonrisa y el esfuerzo por hacerse entender con señas o usando las pocas palabras que van aprendiendo en el día a día arrancan carcajadas a los turistas. Niels se transforma en hombre orquesta para interactuar con todos, pero también cuenta con la complicidad de los guías del Tren Crucero, que se esmeran porque nada falle. Recorren las mesas a la hora de la comida y están pendientes, como lo está el director de La Danesa, de los paseos y los requerimientos de los visitantes.
El área de parrilla –al lado izquierdo de la casa de la hacienda– está dotada de mesas de madera, sillas, sillones, muebles rústicos que contribuyen a la frescura que aporta el campo. Una ligera brisa corría el día que estuvimos ahí para compartir la tarde con un grupo de estadounidenses, argentinos y brasileños que llegaron en el tour del tren. Los abanicos de paja toquilla se quedaron en las paredes, no fueron necesarios.
Una vaca trasladada muy cerca del comedor animó de a poco a los turistas no solo a intentar el ordeño, sino a beber el producto de su esfuerzo. Las fotos no faltaron: con vacas, caballos, loros, pavo real. Sombreros ecuatorianos conocidos en el exterior como Panama Hats y chocolates Pacari también atraían, esto a la hora de adquirir un souvenir o regalos.
El almuerzo fue acompañado por vino local, cerveza artesanal, se podía optar también por una colección de vinos importados o por el licor Espíritu del Ecuador.
Tras recorrer plantaciones de cacao, teca y bosques prístinos, el grupo, que en su mayoría estaba integrado por jubilados, descansó y se despidió de Niels y los 24 comuneros. Ese día no hubo cabalgatas, deportes, ni presentación montubia. Todo depende del paquete que solicitan los visitantes. Niels decía hasta pronto en inglés, mientras sus ayudantes alzaban la mano y los sombreros a los turistas que desde un bus –que los devolvería al tren– respondían con gestos similares.
La hacienda de 500 hectáreas, que el danés Helge Olsen Friss fundó en 1870, y que fue heredada por el padre de Niels, atiende a grupos de mínimo diez personas previa reservación en la página web donde pueden consultar costos (www.haciendaladanesa.com). De manera individual se aceptan pedidos, siempre que la fecha coincida con algún grupo o el Tren Crucero que dio inicio a esta aventura. (E)
ACTIVIDADES
Cabalgatas para niños y adultos: Vaqueros expertos acompañarán a los visitantes para brindar mayor seguridad. El paseo a caballo atraviesa paisajes diversos con bosques prístinos, plantaciones de árboles de teca, potreros y ríos.
Tubing: Durante una hora se brindará un recorrido por el río en tubos de aire.
Ordeño: Se enseñará a practicarlo a mano, como se lo hacía tradicionalmente en el campo.
Petting Zoo: En los jardines de La Danesa se observarán animales de granja como borregos, gallinas, toros miniatura.
Bicicleta: Parte de la hacienda se podrá recorrer pedaleando.
Representación montubia: Danzantes interactuarán con los visitantes que disfrutarán de amorfinos y aprenderán de su cultura.
Recorrido por plantación de teca: La Danesa cuenta con 200 hectáreas de distintas edades.
Recorrido al cacao: Se visitará una de las plantaciones del mejor cacao del mundo, el ecuatoriano.