Fotos del 2014, con anécdotas
El pasado 25 de diciembre, junto al ejemplar de EL UNIVERSO, llegó a los lectores del Diario el Calendario 2014, ilustrado con gráficas que sugieren vida, frescura, fertilidad; son sembríos de la Sierra y de la Costa.
Víctor Álvarez, el autor de las fotos, recorrió durante tres días varias poblaciones para captar las bellas imágenes que ilustran el Calendario 2014 de EL UNIVERSO. Solo doce fueron seleccionadas, así que aquí les mostramos algunas que no se publicaron, junto a anécdotas que se generaron durante el viaje.
Desde Guayaquil parte Víctor, cámara en mano, en una camioneta del Diario, hacia Baños de Tungurahua, en busca de las plantaciones de rosas. ‘Charly’ conduce el vehículo. En el camino, llegando a Colta, unos sembríos captan su atención; al preguntar qué producto da esa mata de llamativa flor, Víctor se entera de que es papa. Luego, llegan a Totoras; una señora en la carretera les dice: “En mi casa tengo sembríos de mora, vayan para allá, que yo iré enseguida”. Al llegar, los reciben tres perros. Víctor, que ha experimentado cómo se sienten los colmillos de un perro en su pierna, no se anima a entrar hasta que llegó la dueña, quien con la conocida promesa de “no hace nada”, lo lleva hasta donde está una mata cargadita. Él se alista a tomar las fotos, al tiempo que el perro se le prende de una pierna del pantalón. Nervioso, no sabía si prestarle más atención al perro o las moras. Después avistan un paisaje amarillo y blanco, cuando se bajan del carro, además de la bonita vista, se podía percibir el agradable olor de la manzanilla. Más adelante encontraron sembríos de habas, trigo, brócoli, lechuga… todo en la zona de Totora.
En la zona de Colta encontró un paisaje con brócoli, al pedirle permiso al agricultor para fotografiar la plantación, este le dijo que bueno, pero con la condición de que sus borreguitos aparezcan en la foto. Ya en Baños, entusiasmados por creer que habían encontrado rosas luego de seguir un camino lastrado, se llevaron un chasco cuando les explicaron que también los pollos se crían en galpones blancos cerrados. A la mañana siguiente, en Colta, el feliz hallazgo fue un sembrío de trigo y, a pesar del intenso frío, Víctor cuenta que se quedó como hipnotizado al ver “bailar” las espigas de un lado para otro, y que le tomó unos 20 minutos hacer las fotos porque, por más que tuviera velocidad la cámara, cada vez que creía que tenía el enfoque correcto, cambiaba la dirección del viento.
Las anécdotas continúan, como cuando constataron que “aquí cerquita” fueron 25 minutos en carro por un camino de sube y baja en la montaña para encontrar unas frutillas enormes de casi 10 cm, muy ricas y jugosas. O llegar en tractor hasta el sembrío de mango; llegar a Milagro y enterarse de que debían ir a Rosario, pasando Naranjito, cerca de Bucay para encontrar los sembríos de piñas; o ser sorprendidos por un hombre con escopeta en mano mientras estaba concentrado fotografiando matas de cacao. Víctor aclara que en todos los casos se encontró con gente amable. (L.A.)
Valió la pena el esfuerzo y el viaje, por la experiencia de poder ver diversos productos y a las personas labrando la tierra en pleno frío en la Sierra y con mucho sol y calor en la Costa”
Víctor Álvarez, fotógrafo.