A dominio público
El 1 de enero se celebró el Día del Dominio Público: una particular festividad con la que se recuerda que centenares de obras se liberan de los derechos de autor. Así, pinturas, películas, fotografías, partituras, los libros, pueden compartirse —y usarse— libremente, sin rendir cuentas a los herederos de sus creadores, aunque nunca despojándolos de sus derechos morales, es decir, aquellos ligados al autor de manera permanente y son irrenunciables e imprescriptibles (según Wikipedia).
La joya de la corona de entre los escritores que pasan a dominio público es Antoine de Saint-Exupéry, fallecido en un accidente de avión el 31 de julio de 1944, y cuya obra se inscribe ya en el listado de las creaciones de acceso libre, lo que significa que cualquiera puede publicarlas, traducirlas o adaptarlas sin pagar a sus herederos. De hecho, ya se ultima una película de animación basada en El Principito, y la editorial española Berenice anunció la publicación del que fuera su primer superventas, la novela Vuelo nocturno.
Otro de los escritores, cuya obra podrá ser compartida y publicada libremente es Ian Fleming, creador de un personaje más famoso por el celuloide que por el papel: James Bond. El escritor y periodista británico murió el 12 de agosto de 1964, dejando doce novelas y dos libros de cuentos con el irresistible espía como protagonista.
La lista incluye a Milena Jesenská, Flannery O’Connor, Santiago Ramón y Cajal, Ignacio Sánchez Mejías, entre otros. (I)
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