Al fin un sushi bar: Al sur de la ciudad
“Luis Jiménez muy servicial, presente, esencial, entusiasta, proactivo. Me habla de su pasado como chef en distintos restaurantes y sushi bar de la ciudad”.
Es probable que no sea el mejor restaurante japonés de Guayaquil, pero donde no había un solo lugar de buen comer, nació Natsumi y le puedo augurar un buen porvenir. Cuando entramos, la sonrisa de María José, quien nos atendió, habló de cordialidad, lo que confirmó la gentileza del chef Luis Jiménez, hombre de 35 años que parece de 25, muy servicial, presente, esencial, entusiasta, proactivo. Me habla de su pasado como chef en distintos restaurantes y sushi bars de la ciudad, de la forma como aprendió todos los secretos del oficio con tan solo ver y compartir la experiencia de otros.
Calificaría el menú como práctico, se puede ver de una sola mirada nueve clases de sashimi, cinco clases de sopas, más de treinta tipos de sushi desde el clásico california roll, el arco iris roll, desde luego el acebichado, pero Jiménez nos dice que para nosotros va a crear un sushi especial, “insólito”. Pudimos disociar los diversos ingredientes, una rebanada de pepino cortada muy finamente, aguacate, queso crema y camarón, una salsa mayonesa con limón, jengibre, kamikama y encima una salsa criolla de cebolla. Los japoneses juegan mucho con aquellos ingredientes. Luis aconseja a cada cliente.
Si bien es cierto que un día jueves en que estuvimos no se veía mucha gente, supe que los fines de semana trabajaban a full.
Los precios son muy razonables, los surtidos de sushi oscilan entre $ 12 y $ 14. La sopa ramen ($ 6) siendo un plato tradicional, basta para llenar a veces el apetito de una persona. Los ingredientes como el fideo chino, láminas de cerdo con sabor campesino, camarones, dos mitades de huevo duro fueron casi de mi agrado de no ser por el huevo duro, pero creo que es un mal general. Yo compro en el supermercado una marca a la que soy fiel porque no lleva sabor iodado ni de alimentos balanceados. Luis tiene que cambiar de marca. Siempre me agradó el sabor algo picante de la sopa ramen con un dejo de jengibre y sésamo. En China la consideran como un caldo sencillo hecho con huesos de cerdo y fideo chino. Existe en el mercado internacional la sopa ramen instantánea , la que poco tiene que ver con la original.
Bebimos unas cervezas Sapporo, siendo claro que la Pilsener light está en $ 3 y la japonesa en $ 9,90, pero vale la pena probarla: color de oro pálido, espuma blanca no tan persistente, sabor ni amargo ni intenso, suave, algo dulzona, punta de acidez muy sutil: una cerveza light que existe desde 1876, muy refrescante, final agradable que les hará provocar pedir otra.
A veces los restaurantes japoneses no ofrecen postres, pero en Natsumi proponen un helado tempura, o sea frito. En realidad es una receta fácil que suelo hacer en casa usando siempre un helado muy compacto que pueda soportar el paso corto por el aceite caliente. Lo que mucho me sorprendió es que Luis Jiménez no opta por la facilidad, la de servir una bola grande de helado sino presentada en láminas gruesas como el sushi, definitivamente mucho más delicada.
Natsumi se ubica en la avenida Ernesto Albán, pasando De Prati, por la entrada sur de Pycca. Pueden estacionar su vehículo en la plazoleta de De Prati si no hallan puesto al pie mismo del lugar. Hay un guardián, el sitio es tranquilo. (O)