Vía a Data: Grata sorpresa
“El mar está muy cerca, se puede con facilidad caminar hasta la playa, no hay problemas de estacionamiento. No se puede ofrecer mejor trato por unas tarifas tan módicas. Aquí instaló su hostería María Elsa Viteri, mujer de temple, recia personalidad...”.
Si hablo de centenares de moscas, me tildarán de usar hipérbole, sin embargo, fue la triste realidad que encontré hace unos años en un restaurante de Playas considerado por ciertos como un ícono. Espero que hayan solucionado su problema para quienes desean saborear ostras sin la compañía de insectos voladores.
Epicuro da suma importancia a las condiciones higiénicas de los restaurantes por más populares que sean, razón por la cual a veces lo tildan de pelucón. Si bien es cierto que en Playas uno de los problemas que tienen los sitios de comida es la abundancia de moscas, Marea Alta solucionó el problema en la sala comedor y solo aparece de repente una que otra mosca por la piscina.
Unos amigos me habían comentado lo de una hostería pequeña administrada con acierto, razón por la que viajé a Playas para conocerla. La carretera luce estupenda, son solamente 90 kilómetros. Se demora más uno en salir de Guayaquil que en recorrer esta distancia. Al ingresar a Marea Alta me topé con un comedor pequeño muy acogedor, patio y piscina, mesas al aire libre. La cocina amplia, donde ofician cocineras locales de excelente mano, luce impecable bajo el control efectivo de Rocío Sanz de Viteri.
Me dejé sorprender por el cocolón de mariscos, especialidad del lugar, pues la carta ha sido elaborada con acierto; los arroces ($ 7) que llegan con calamares, camarones, conchas, pollo, cangrejos, lo que quieran; la corvina frita ($ 8) o bañada en una sabrosa salsa de mariscos ($ 12); las cazuelas de pescado, mariscos o cangrejos ($ 12). Tienen aquí no solamente precios razonables, sino la seguridad de poder consumir productos frescos y bien tratados. Recomiendo las ensaladas de camarones o cangrejos.
La comida es sabrosa, abundante, de cuidada presentación. Olvidé preguntar si ofrecían algo de vino. Desde luego en el menú figuran cebiches de toda clase: camarón, concha, pescado, calamar o mixtos; hasta han previsto un plato de espaguetis para los niños de difícil apetito.
Un desayuno completo con café o chocolate, pan, huevos, queso, mermelada y jugo se propone por $ 4. Puede ser el desayuno ecuatoriano con bolón de verde, queso, huevo y la bebida caliente de su preferencia. Los jugos son puros, naturales. Si desean hospedarse, los precios desafían toda competencia si se toma en cuenta la relación con la calidad ($ 20 por persona, $ 35 por pareja). Los huéspedes disfrutan de un ambiente familiar, muchos se conocieron allí, me contaron que hasta se hicieron compadres unos cuantos clientes.
El mar está muy cerca, se puede con facilidad caminar hasta la playa, no hay problemas de estacionamiento. No se puede ofrecer mejor trato por unas tarifas tan módicas. Aquí instaló su hostería María Elsa Viteri, mujer de temple, recia personalidad, quien fue ministra en el Gobierno actual.
Ella vive en Playas con mucha sobriedad, cierta austeridad, lejos del mundanal ruido. Sus éxitos políticos no se le subieron a la cabeza y simplemente puso aquel negocio con los mil detalles que saben manejar las mujeres. No se hizo rica, pero siguiendo el consejo de Voltaire “sabe manejar su huerto”.
Para quienes viajan a Playas los fines de semana, considero que Marea Alta es la mejor opción para comer u hospedarse.