Budín de naranja
BUDÍN DE NARANJA
- 1 cake de vainilla mediano (o puede ser comprado de paquete)
- 2 1/2 tazas de jugo de naranja
- 2 tazas de azúcar
- 4 huevos enteros
- 3 claras de huevo adicionales
- 1 cucharadita de ralladura de limón
- Hollejos de naranja para decorar
- Corte el cake de vainilla en cuadrados medianos y póngalos en un molde rectangular.
- Mezcle el jugo de naranja con media taza de azúcar y riegue el jugo encima del cake para que se remoje bien.
- Mientras, en otro tazón mezcle los cuatro huevos con media taza de azúcar. Esta mezcla riéguela sobre el cake remojado en jugo.
- En un tazón grande, bata las tres claras a punto de nieve, añada la ralladura de limón y con movimientos envolventes una la parte del cake con las claras.
- Con una taza de azúcar haga caramelo en una sartén y cubra un molde redondo para budín. Ponga la preparación del cake dentro del molde acaramelado y hornee a baño maría a temperatura 350 °F o 175 °C durante una hora.
- Deje refrescar el budín hasta que esté tibio y dele la vuelta en una linda fuente.
- Decórelo con hollejos de naranja y sirva.
Nota 1: Rinde 20 porciones aproximadamente.
Nota 2: Baño maría significa poner a cocinar el budín dentro de otro recipiente con agua.
Nota 3: Receta inédita de Erna Clara Seifert.
Mi mamá era genial. Recuerdo que tenía mil frases y refranes que calaron muy hondo en mi memoria y se han convertido en parte de mi vida y la de mis hermanas. Lo primero que nos decía: “Chicas, saluden; chicas, sonrían”. Para entrar en cualquier lugar. Aprendí a...
Respetar y amar a las personas mayores.
Dar sin esperar nada a cambio.
Trabajar con la sonrisa en los labios y hacerlo bien porque el ocioso trabaja dos veces.
Recibir en casa con los brazos abiertos, porque su generosidad y hospitalidad no tenían límite.
Pensar siempre bien de la gente.
No abrir correspondencia que estaba dirigida a otra persona ni coger nada que no era mío.
Con el tiempo, pasó la vida y nos decía: “Las mamás no podemos darnos el lujo de cansarnos”. Y una de sus frases célebres era “te metiste a soldado, ahora tienes que marchar”. Para decirnos que la vida trae consecuencias que debemos asumir, por supuesto siempre con entereza y una sonrisa.
Así es la vida, mi mamá vive en la gloria de Dios y me alegro poder transmitirles, mis queridos lectores, estas enseñanzas a través de la palabra escrita, porque mi oralidad se quiebra ante la fuerza de mis sentimientos. Siempre la tendré presente y agradeceré por el privilegio de haber sido su hija.
La historia de esta receta es un descubrimiento de mi papá, quien buscaba unos documentos y se encontró la libreta escrita con el puño y letra de ella; me la entregó y me ha parecido una belleza poder compartirla con ustedes en este día tan especial y en su memoria.
¡Feliz Día de la Madre! Y no olviden agradecer a su cocinero (a) de hoy. (I)