Guianza y protección: Conservación y ambiente
“La basura no viene de otros, sale de nuestros propios hogares inundados en plástico. El que llega a los mares y que las tortugas confunden con medusas; se lo tragan, mueren ahogadas”.
Gabriela Bohórquez ha guiado en Galápagos durante veinticinco años. Es mucho lo que ha visto pasar por estas islas, y la experiencia adquirida como guía naturalista.
Gaby vive parcialmente en el Viejo Continente, pero siempre retorna porque la conexión con Las Encantadas es más fuerte que ella misma.
Caminar los senderos en su compañía es adquirir conocimientos sobre cada aspecto del ambiente, desde geología a botánica, mucho sobre historia humana e incluso, sobre las estrellas; ella me hizo conocer la galaxia de Magallanes, por ejemplo.
Gaby es generalista, como ella misma se describe, y se mantiene retroalimentando sus conocimientos a través de los diferentes cursos de actualización para guías, leyendo incansablemente, consultando fuentes. Pero se ha trazado un propósito a partir de este nuevo año. Si bien seguirá dando la información precisa y requerida, su mensaje deberá ser definitivamente de conservación.
Me cuenta que en Inglaterra, incluso David Attenborough, considerado como “tesoro nacional” de Gran Bretaña, pionero de documentales sobre naturaleza, ha sido criticado por algunos ecologistas por presentar la biósfera de manera demasiado idílica, sin reforzar las evidencias de impacto humano.
Naturalista y animador de la BBC, “el gran presentador de nuestros tiempos”, ha creado conciencia en millones de espectadores y lectores desde que empezara su carrera en los años cincuenta. Su último episodio de El planeta vivo, se enfoca casi enteramente en la destrucción del ambiente por acciones humanas y las maneras en que puede ser detenido o revertido. Sin embargo, algunos creen que no ha sido suficiente, y a la edad de noventa y un años, Attenborough aboga hoy más que nunca por las causas ambientales.
Gaby ha decidido ir por el mismo camino. Su charla sobre tortugas marinas, por ejemplo, describe sus hábitos alimenticios y de anidación, pero también presenta cómo el cincuenta por ciento de las tortugas marinas del mundo han ingerido plástico alguna vez en su vida, y que más de cien mil tortugas mueren anualmente como pesca incidental.
Es importante que seamos objetivos ante lo que ocurre en el planeta, y que lo presentamos tal cual.
La basura no viene de otros, sale de nuestros propios hogares inundados en plástico. El que llega a los mares y que las tortugas confunden con medusas; se lo tragan, mueren ahogadas.
La acidificación de los océanos, producto de los gases invernadero, se origina en los escapes de nuestros propios medios de transporte, o de la industria que produce los productos que consumimos sin recato. No son los otros, somos nosotros mismos, en mayor o menor grado, responsables de la emisión de CO2.
Con el cambio climático a causa del efecto invernadero, aumentan los riesgos de tempestades intensas, inundaciones y sequías, mientras se incrementa la población mundial, que en 2050 llegará a 9,6 billones de habitantes.
La pesca industrial, que no la hacen solamente los chinos, sino muchas naciones, incluida la nuestra, compromete los mares. Se captura especies que no se aprovechan, se destruye el fondo marino, y se consume, anualmente a nivel mundial, cerca de 20 millones de toneladas de combustible para cien millones de toneladas de pesca. En general, tomamos de los océanos más de lo que alcanza a suplirse naturalmente. Eso pasa hoy, no mañana, y los causantes somos nosotros, no lo otros.
Creo, como Gaby, y, guardando las distancias, como David Attenborough, que es mi responsabilidad diseminar el mensaje de conservación, y es la de todos. Como sostiene David Attenberough: “El futuro de la vida en la tierra depende de nuestra habilidad en tomar acción”. (O)