El México de Del Toro
El oscarizado cineasta de Jalisco recomienda sus lugares favoritos para visitar en su tierra natal.
Guillermo del Toro, de 52 años y recientemente ganador del Óscar por mejor director y mejor película por La forma del agua (el filme también triunfó como mejor diseño de producción y mejor música original), es bien conocido por sus películas de terror, fantasía y ciencia ficción, como Titanes del Pacífico o El laberinto del Fauno.
Los talentos de Del Toro van más allá del cine: también ha sido coautor de una trilogía de novelas de vampiros y es el creador de la serie animada Cazatroles (Trollhunters).
Uno de sus proyectos más recientes fue contribuir con ilustraciones para la caja de tequila Patrón de edición limitada: Patrón x Guillermo del Toro. Dice que es un homenaje a su crianza en Guadalajara, Jalisco, en el occidente de México. Ahí, a menudo admiraba los campos de agave repletos de jimadores: los campesinos que cosechan las plantas de agave weber azul que se utilizan para hacer tequila. “Fue fascinante verlos trabajar porque su oficio de recoger y cortar las plantas es muy elaborado”, comentó.
Los jimadores inspiraron los dibujos de Del Toro, dijo.
El cineasta, que actualmente vive entre Toronto y Los Ángeles, regresa a Guadalajara cada seis semanas para visitar a su familia. Aún va a observar a los jimadores que trabajan en los campos.
A continuación, fragmentos editados de una conversación reciente con él.
Jalisco es donde se produce el tequila, pero ¿qué más ofrece el estado a los turistas?
Hay muchas cosas que ver. Antes que nada, bebas tequila o no, creo que vale la pena visitar algunas de las casas tequileras del pueblo de Tequila y de la región de Los Altos. Si vas a una casa tequilera, puedes aprender sobre el proceso de extracción del agave y de la producción de la bebida.
Más allá del tequila, me encanta Magdalena, un pequeño pueblo famoso por la extracción de ópalo. Puedes visitar las minas y ver cómo los trabajadores encuentran las piedras. También está Puerto Vallarta, que tiene playas hermosas, y Guadalajara, mi ciudad natal, donde mis vistas favoritas son los murales de José Clemente Orozco; es uno de los más grandes muralistas mexicanos de la historia y su arte está en todas partes en la ciudad. En el Hospicio Cabañas, por ejemplo, hay una obra de él llamada El hombre en llamas pintada en un domo.
¿Qué otros destinos en México suelen ignorar los turistas?
Se me ocurren varios lugares. Mérida, en el estado de Yucatán, es una hermosa ciudad colonial donde la gente solía vestirse de pies a cabeza de color blanco. La cultura es muy rica, sobre todo la música: el son es un género en el que las frases se repiten una y otra vez.
Después está Oaxaca, que es una ciudad increíblemente mística con muchos chamanes. La gastronomía es refinada, pero picante, y encuentras mucho mole. Además, la ciudad de Campeche, en el estado de Campeche, es una vibrante ciudad portuaria con mariscos fabulosos y donde también es muy agradable pasear.
Cada uno de estos lugares está en el mismo país, pero son tan distintos cultural y gastronómicamente que bien podrían ser países diferentes.
Comparados con las ciudades que acabas de mencionar, Cancún y Cabo San Lucas son mucho más populares con los turistas estadounidenses. ¿Acaso esos lugares les dan a los viajeros una idea auténtica de lo que en verdad es México?
Solo he ido a Cancún una vez y en realidad no me gustó, así que no puedo darte mi opinión al respecto, pero en cuanto a Cabo, debes alejarte de las partes turísticas para apreciar su belleza. Para mí, la gema oculta de ahí es una playa llamada Barriles, cerca de la ciudad de La Paz. Todos los lugareños van ahí y nadar en el lugar es fantástico. La playa también tiene puestos de comida donde puedes comprar la mejor langosta y el mejor pescado.
¿Tienes alguna recomendación de recuerditos que los viajeros deban comprar en México?
Me gustan unos dulces llamados borrachitos. Son azucarados y suaves, y tienen distintos sabores. También sugiero comprar alebrijes: unas criaturas fantásticas que los artistas locales hacen a mano y puedes encontrarlas en mercados de artesanías en todo el país. Son distintivamente mexicanos. (The New York Times)