En su casa propia, Cristian Valdivieso, su esposa Cecibel Ron y sus hijas Kareliz y Natalia. Ellos residen en Villa España.
El ‘boom’ de la vivienda popular
Antes alquilaban o vivían con familiares. Hoy pueden tener su casa propia. Los últimos años han traído un auge de planes de vivienda de interés social que han puesto techo, piso y paredes a los sueños de miles de guayaquileños.
Por: MOISÉS PINCHEVSKY
El guayaquileño Cristian Valdivieso, de 35 años, vivía hace tres años en un pequeño departamento con su esposa y dos pequeñas hijas. Estaban en la casa de sus padres. Pero van por el tercer año pagando $ 72 mensuales como residentes de su casa propia, ubicada en el conjunto Valencia de la urbanización Villa España, en la avenida Francisco de Orellana, en el norte de Guayaquil. Y la deuda se cancela totalmente en siete años.
“Recorrí bastante en diversos planes de vivienda, tanto en Durán como en Guayaquil. Pero ahora estamos contentos. Tener casa propia te brinda otra vida para ti y tu familia”, dice este camarógrafo de un canal de televisión, hoy propietario de una vivienda de una planta de 42 m² de construcción, valorada al comprarla en $ 13 mil.
LA CASA DE TODOS
Guayaquil significa “nuestra casa grande”. Así enseñaban en la escuela sobre las posibles interpretaciones del nombre de esta ciudad. Y aunque hoy esa acepción suena más a mito que a verdad, lo cierto es que desde la última década el Puerto Principal se está convirtiendo cada vez más en la “casa propia” (grande, mediana o pequeña) de cada vez más habitantes. Esto gracias al incremento de soluciones habitacionales ofertadas por los sectores privado, estatal y municipal.
José Centeno, presidente de la Cámara de la Construcción de Guayaquil, indica que la dolarización ha permitido que ocurra este fenómeno, con lo cual la clase media y popular también pueden acceder a créditos de las entidades financieras para viviendas de menos de $ 30 mil. Incluso ha habido ofertas de menos de $ 10 mil. “Hoy todo el mundo compra casa porque hay crédito y financiamiento, que es lo principal para que esto ocurra”, señala, y destaca que este crecimiento se debe además a lo atractiva que resulta esta ciudad para habitar.
Él calcula que en la urbe y alrededores existen un centenar de proyectos de vivienda para diversas clases sociales, cada una de entre 500 y 1.200 soluciones habitacionales, lo cual significa el 75% del movimiento de la construcción en Guayaquil.
LOS CONSTRUCTORES
Juan Carlos Concha, gerente comercial de la compañía Urbanis (Villa España, Sambo City y Villa
Italia), indica que el sector de la construcción privada brinda una mayor oferta de vivienda para la clase media baja y popular como una respuesta al mercado. “Todos los empresarios trabajamos con hechos y cifras. Y como existe esa demanda, las empresas ponen la oferta”. El reciente censo nacional de población y vivienda indicó que el 86% de la demanda de vivienda se encuentra en los sectores populares.
María José Avilés, gerenta de Marketing de la Corporación Inmobiliare (con urbanizaciones como Vittoria, que se promociona con pagos mensuales de $ 170), dice que “la gente que pertenece a ese nivel socioeconómico merece elevar su estado de vida con los beneficios que ofrecen nuestras urbanizaciones”. Y señala que en este mercado la decisión de compra es más rápida, mientras que la cobranza solamente puede complicarse por dos motivos: enfermedad y desempleo.
Eruvey Macas, gerente de la urbanización Bosques de la Herradura, destaca que ese crecimiento de Guayaquil ha movido también la construcción en las zonas cercanas. Su empresa entregará las primeras viviendas para el sector popular a fines de este año, precisamente en el sector La Herradura, de Durán.
“La demanda de vivienda de clase media y popular siempre ha existido, siendo el sector con mayor déficit en ese rubro, pero debido a las anteriores condiciones no había mucha oferta en el sector, por lo que los constructores apuntaban sus proyectos al sector medio-alto”, indica Macas, cuya oferta se enmarca en casas a partir de $ 15.980.
EL NUEVO ESCENARIO
El alcalde Jaime Nebot coincide en que los habitantes de menores recursos siempre han tenido la aspiración de poseer una vivienda, pero no los ha acompañado la capacidad de pago. Pero agrega que este mercado en el cantón Guayaquil comenzó a cambiar cuando el Cabildo emitió una ordenanza municipal que permite fabricar casas con características de popular, pero sin sacrificar la calidad.

El programa Mucho Lote se levanta por la avenida Francisco de Orellana por iniciativa del Municipio de Guayaquil.

El programa Socio Vivienda I suma 2.320 casas en Nueva Prosperina. Esta opción resulta muy valiosa para quienes no contaban con vivienda o tenían una en condiciones informales, como las que se observan en la invasión (atrás).
Gracias a esa ordenanza, que apunta a terrenos declarados en peligro de invasión, el Municipio ha desarrollado por ejemplo 15 mil soluciones habitacionales en Mucho Lote I (ya concluidas al norte de la urbe) y está trabajando en 10 mil de los 14.466 mil solares del proyecto Mi Lote. Estos últimos cuestan $ 1.125. A la vez que ha brindado el marco jurídico para que las constructoras privadas edifiquen 60 mil soluciones más, particularmente en la vía Narcisa de Jesús (Terminal Terrestre-Pascuales), la avenida Francisco de Orellana, la vía a Daule y otros sectores. Uno de esos proyectos es Mucho Lote II, ubicado en la vía Narcisa de Jesús, con una superficie de 142,63 hectáreas que albergarán 7.761 viviendas en nueve etapas encargadas hasta ahora a cinco constructoras privadas.
Según Nebot, el tercer aspecto del nuevo escenario ha sido el más difícil: la urbanización. Fue complejo porque, cuando comenzaron con Mucho Lote I en la década anterior, “poca gente creía en el proyecto”. Pero tanto las entidades financieras como las empresas privadas comenzaron a sumarse al ver su trascendencia.

Carola Hermosa, quien pasea con su hija Chenoa, es una de las beneficiarias de este programa que ahora emprende otra fase.
Los programas municipales también sirven de reguladores del mercado, indica el funcionario, ya que, por ejemplo, “el consumidor comparará las ofertas y se dará cuenta si alguna constructora sube demasiado el precio por una vivienda que cuesta menos en el plan municipal.
El apoyo del Cabildo a las empresas privadas ha permitido que les adjudicaran terrenos de Mucho Lote I y ahora con Mucho Lote II. Este último proyecto comenzó a construirse en octubre del 2010.
Daniel Patiño, gerente comercial de la firma Daldry, constructora de la urbanización Villa Victoria en ese programa, señala que su empresa tiene la responsabilidad de entregar el 33% del total de casas para junio del 2012. Él recalca que estos planes, por ser populares, están destinados a personas que cumplan con los requisitos de la Municipalidad, “y lamentablemente si no los cumplen, no podemos vender la vivienda. Adicionalmente, los clientes deben ser aprobados por las instituciones financieras para poder acceder a un crédito, y muchas veces, por distintos motivos, los clientes no son aprobados”, señala.
EL APOYO DEL MINISTERIO
El Gobierno Nacional también ha tomado parte del ‘boom’ de vivienda popular. Mariela Torres (36 años), quien durante 18 años alquiló en el sector del Cristo del Consuelo, hace tres meses dejó de pagar $ 120 mensuales por un solo ambiente para mudarse a su casa de 40 m² de construcción del plan Socio Vivienda del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda, que cuenta con 2.320 soluciones habitacionales en el sector de Nueva Prosperina, ingresando por el kilómetro 23 de la vía Perimetral. Allí cuenta que por ahora no habría pensado tener su casa propia. Pero lo que más le sorprende es que fue “fácil; creo que fue también cosa de la suerte”.
Ella, quien vive junto con su compañero y 4 hijos, cumplió el requisito de poder ahorrar $ 20, $ 25 y $ 30 mensuales por cuatro meses cada valor, hasta completar en el año un monto de $ 300. Ella y los demás que demostraron la cultura del ahorro recibieron un aporte del Estado de $ 360 para completar los $ 660 que costaba el terreno. Luego accedieron al Bono de la Vivienda de $ 5.000 que los ayudaría a pagar los $ 6.740 que costaba la casa. Mariela cancela la diferencia depositando $ 70 mensuales en su cuenta del BEV. “Me faltan solo unos 500 para haber pagado todo”.
Walter Solís, ministro de Vivienda, señala que los planes de soluciones habitacionales –públicos y privados– reciben un gran apoyo del Bono de la Vivienda (llamado oficialmente Sistema de Incentivo de Vivienda), que en el 2008 subió de $ 3.600 a $ 5.000. Ese incentivo fue creado en 1998 con un valor de $ 1.800, y su aumento hace tres años ha ayudado hasta ahora a construir unas 25 mil soluciones habitacionales, según el funcionario.
Y tienen tres proyectos más que estarán construidos y adjudicados hasta el 2015: Socio Vivienda II, que contará con 15 mil casas que serán construidas por diez empresas privadas y ofrecidas a precios entre $ 12 mil y $ 18 mil. A esas se suman 8 mil viviendas de Ciudad Victoria y 10 mil de Ciudad Olmedo. Para tales proyectos se aplica la fórmula del llamado ABC: Ahorro, Bono ($ 5.000) y Crédito (de una entidad financiera).
Jorge Guadamud, instructor de gimnasio de 33 años, aspira a esa opción en Socio Vivienda II. “Hace mes y medio me inscribí para la casa básica, de unos $ 15 mil. El ahorro fue de $ 1.500. Ya estoy aprobado con el Bono de la Vivienda ($ 5.000) y un crédito de $ 8.500 en un banco privado, para pagarlo en cuotas de $ 160 mensuales por diez años”, indica sobre ese proceso en que terminaría pagando $ 19.200 por el préstamo.
Aún sigue analizando esa opción, pero está contento de que el mercado lo esté ayudando a ponerle piso, techo y muros a sus sueños de tener vivienda. Y quiere aprovechar tal oportunidad. E
El guayaquileño Cristian Valdivieso, de 35 años, vivía hace tres años en un pequeño departamento con su esposa y dos pequeñas hijas. Estaban en la casa de sus padres. Pero van por el tercer año pagando $ 72 mensuales como residentes de su casa propia, ubicada en el conjunto Valencia de la urbanización Villa España, en la avenida Francisco de Orellana, en el norte de Guayaquil. Y la deuda se cancela totalmente en siete años.
“Recorrí bastante en diversos planes de vivienda, tanto en Durán como en Guayaquil. Pero ahora estamos contentos. Tener casa propia te brinda otra vida para ti y tu familia”, dice este camarógrafo de un canal de televisión, hoy propietario de una vivienda de una planta de 42 m² de construcción, valorada al comprarla en $ 13 mil.
LA CASA DE TODOS
Guayaquil significa “nuestra casa grande”. Así enseñaban en la escuela sobre las posibles interpretaciones del nombre de esta ciudad. Y aunque hoy esa acepción suena más a mito que a verdad, lo cierto es que desde la última década el Puerto Principal se está convirtiendo cada vez más en la “casa propia” (grande, mediana o pequeña) de cada vez más habitantes. Esto gracias al incremento de soluciones habitacionales ofertadas por los sectores privado, estatal y municipal.
José Centeno, presidente de la Cámara de la Construcción de Guayaquil, indica que la dolarización ha permitido que ocurra este fenómeno, con lo cual la clase media y popular también pueden acceder a créditos de las entidades financieras para viviendas de menos de $ 30 mil. Incluso ha habido ofertas de menos de $ 10 mil. “Hoy todo el mundo compra casa porque hay crédito y financiamiento, que es lo principal para que esto ocurra”, señala, y destaca que este crecimiento se debe además a lo atractiva que resulta esta ciudad para habitar.
Él calcula que en la urbe y alrededores existen un centenar de proyectos de vivienda para diversas clases sociales, cada una de entre 500 y 1.200 soluciones habitacionales, lo cual significa el 75% del movimiento de la construcción en Guayaquil.
LOS CONSTRUCTORES
Juan Carlos Concha, gerente comercial de la compañía Urbanis (Villa España, Sambo City y Villa
Italia), indica que el sector de la construcción privada brinda una mayor oferta de vivienda para la clase media baja y popular como una respuesta al mercado. “Todos los empresarios trabajamos con hechos y cifras. Y como existe esa demanda, las empresas ponen la oferta”. El reciente censo nacional de población y vivienda indicó que el 86% de la demanda de vivienda se encuentra en los sectores populares.
María José Avilés, gerenta de Marketing de la Corporación Inmobiliare (con urbanizaciones como Vittoria, que se promociona con pagos mensuales de $ 170), dice que “la gente que pertenece a ese nivel socioeconómico merece elevar su estado de vida con los beneficios que ofrecen nuestras urbanizaciones”. Y señala que en este mercado la decisión de compra es más rápida, mientras que la cobranza solamente puede complicarse por dos motivos: enfermedad y desempleo.
Eruvey Macas, gerente de la urbanización Bosques de la Herradura, destaca que ese crecimiento de Guayaquil ha movido también la construcción en las zonas cercanas. Su empresa entregará las primeras viviendas para el sector popular a fines de este año, precisamente en el sector La Herradura, de Durán.
“La demanda de vivienda de clase media y popular siempre ha existido, siendo el sector con mayor déficit en ese rubro, pero debido a las anteriores condiciones no había mucha oferta en el sector, por lo que los constructores apuntaban sus proyectos al sector medio-alto”, indica Macas, cuya oferta se enmarca en casas a partir de $ 15.980.
EL NUEVO ESCENARIO
El alcalde Jaime Nebot coincide en que los habitantes de menores recursos siempre han tenido la aspiración de poseer una vivienda, pero no los ha acompañado la capacidad de pago. Pero agrega que este mercado en el cantón Guayaquil comenzó a cambiar cuando el Cabildo emitió una ordenanza municipal que permite fabricar casas con características de popular, pero sin sacrificar la calidad.

El programa Mucho Lote se levanta por la avenida Francisco de Orellana por iniciativa del Municipio de Guayaquil.

El programa Socio Vivienda I suma 2.320 casas en Nueva Prosperina. Esta opción resulta muy valiosa para quienes no contaban con vivienda o tenían una en condiciones informales, como las que se observan en la invasión (atrás).
Según Nebot, el tercer aspecto del nuevo escenario ha sido el más difícil: la urbanización. Fue complejo porque, cuando comenzaron con Mucho Lote I en la década anterior, “poca gente creía en el proyecto”. Pero tanto las entidades financieras como las empresas privadas comenzaron a sumarse al ver su trascendencia.

Carola Hermosa, quien pasea con su hija Chenoa, es una de las beneficiarias de este programa que ahora emprende otra fase.
El apoyo del Cabildo a las empresas privadas ha permitido que les adjudicaran terrenos de Mucho Lote I y ahora con Mucho Lote II. Este último proyecto comenzó a construirse en octubre del 2010.
Daniel Patiño, gerente comercial de la firma Daldry, constructora de la urbanización Villa Victoria en ese programa, señala que su empresa tiene la responsabilidad de entregar el 33% del total de casas para junio del 2012. Él recalca que estos planes, por ser populares, están destinados a personas que cumplan con los requisitos de la Municipalidad, “y lamentablemente si no los cumplen, no podemos vender la vivienda. Adicionalmente, los clientes deben ser aprobados por las instituciones financieras para poder acceder a un crédito, y muchas veces, por distintos motivos, los clientes no son aprobados”, señala.
EL APOYO DEL MINISTERIO
El Gobierno Nacional también ha tomado parte del ‘boom’ de vivienda popular. Mariela Torres (36 años), quien durante 18 años alquiló en el sector del Cristo del Consuelo, hace tres meses dejó de pagar $ 120 mensuales por un solo ambiente para mudarse a su casa de 40 m² de construcción del plan Socio Vivienda del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda, que cuenta con 2.320 soluciones habitacionales en el sector de Nueva Prosperina, ingresando por el kilómetro 23 de la vía Perimetral. Allí cuenta que por ahora no habría pensado tener su casa propia. Pero lo que más le sorprende es que fue “fácil; creo que fue también cosa de la suerte”.
Ella, quien vive junto con su compañero y 4 hijos, cumplió el requisito de poder ahorrar $ 20, $ 25 y $ 30 mensuales por cuatro meses cada valor, hasta completar en el año un monto de $ 300. Ella y los demás que demostraron la cultura del ahorro recibieron un aporte del Estado de $ 360 para completar los $ 660 que costaba el terreno. Luego accedieron al Bono de la Vivienda de $ 5.000 que los ayudaría a pagar los $ 6.740 que costaba la casa. Mariela cancela la diferencia depositando $ 70 mensuales en su cuenta del BEV. “Me faltan solo unos 500 para haber pagado todo”.
Walter Solís, ministro de Vivienda, señala que los planes de soluciones habitacionales –públicos y privados– reciben un gran apoyo del Bono de la Vivienda (llamado oficialmente Sistema de Incentivo de Vivienda), que en el 2008 subió de $ 3.600 a $ 5.000. Ese incentivo fue creado en 1998 con un valor de $ 1.800, y su aumento hace tres años ha ayudado hasta ahora a construir unas 25 mil soluciones habitacionales, según el funcionario.
Y tienen tres proyectos más que estarán construidos y adjudicados hasta el 2015: Socio Vivienda II, que contará con 15 mil casas que serán construidas por diez empresas privadas y ofrecidas a precios entre $ 12 mil y $ 18 mil. A esas se suman 8 mil viviendas de Ciudad Victoria y 10 mil de Ciudad Olmedo. Para tales proyectos se aplica la fórmula del llamado ABC: Ahorro, Bono ($ 5.000) y Crédito (de una entidad financiera).
Jorge Guadamud, instructor de gimnasio de 33 años, aspira a esa opción en Socio Vivienda II. “Hace mes y medio me inscribí para la casa básica, de unos $ 15 mil. El ahorro fue de $ 1.500. Ya estoy aprobado con el Bono de la Vivienda ($ 5.000) y un crédito de $ 8.500 en un banco privado, para pagarlo en cuotas de $ 160 mensuales por diez años”, indica sobre ese proceso en que terminaría pagando $ 19.200 por el préstamo.
Aún sigue analizando esa opción, pero está contento de que el mercado lo esté ayudando a ponerle piso, techo y muros a sus sueños de tener vivienda. Y quiere aprovechar tal oportunidad. E
BUSCANDO CASA PROPIA
• El actual sistema de vivienda popular se beneficia de una valiosa colaboración entre diversos organismos, siendo los principales el Municipio, el Gobierno Nacional, las entidades financieras privadas y los constructores privados.
• Los guayaquileños prefieren casa independiente y no departamento, lo cual motiva un crecimiento horizontal.
• El sector popular es considerado muy buen pagador de sus deudas por vivienda.
• En el sector privado de la construcción es más fácil edificar, vender y cobrar por una vivienda de 100 mil dólares, que construir, vender y cobrar por diez viviendas de 10 mil dólares.
• El desarrollo de Guayaquil también ha motivado los planes de vivienda en los cantones Samborondón y Daule.
• El Banco Ecuatoriano de la Vivienda y el BIESS brindan ventajas en estos programas.